Los lentos pasos que nos han traído hasta aquí
Juan Marchán
Eugenio Cano Editor
Planteada como una novela negra alejada de convencionalismos en la que sus cien últimas páginas fluyen de forma vertiginosa hasta dar de bruces con la verdad acerca de la misteriosa desaparición de Trémulo Ardiles (protagonista a su pesar de la obra), Los lentos pasos que nos han traído hasta aquí es mucho más que eso. Utiliza la inaudita barbarie con la que el ser humano se relaciona con sus congéneres, y las devastadoras consecuencias de la misma, para dejar al desnudo la sinrazón de tanta violencia desatada. Una vez leída la última línea del libro, adquiere aún más sentido la cita de Mark Twain con la que ésta echa a andar: “El hombre es un experimento; el tiempo demostrará si valía la pena”; o la sentencia con la que el autor concluye su breve nota preliminar: “Después de que hayan leído estos episodios que se suceden a lo largo de más de setenta años, tal vez puedan responder a una pregunta que a priori resulta simple como la primera gota de lluvia en la nariz. ¿Y dónde está el amor?”
Las páginas de Los lentos pasos que nos han traído hasta aquí contienen aventura, cotidianidad, magia y nostalgia, esoterismo…, y todo ello mana, como un río desbordado, hasta una lamentable realidad: otra vez el ser humano contra el ser humano.
Los lentos pasos que nos han traído hasta aquí relata de forma discontinua las peripecias, a lo largo de 72 años, de la familia Ardiles, originaria de la ciudad de Ituzaingó en el Gran Buenos Aires. Es la historia de José Ardiles, Pepe El argentino reconvertido en el Soldado de la Utopía; el abuelo a quien un día le dio un mal en la cabeza y se marchó a la guerra de España. Es la historia de su hijo Calixto Ardiles, el más grande reportero argentino de su época, soñador de un premio Nobel de Literatura inalcanzable que casi le hace perder la razón; es la historia de la esposa de éste, María Hermidia Barbieri, reconocida traductora de alemán y de francés, en ocasiones de erótica animal, inteligente, firme hasta que ya no puede más; y es también la historia de sus hijos: la del pobre Trémulo, a quien los cómics han convertido en un romántico, y que muy a su pesar pasa a ser el centro de la trama; y la historia velada de la frágil Laura.
Los lentos pasos que nos han traído hasta aquí describe asimismo, cómo no, la existencia circunstancial de Emiliano Feliz, un niño “robado” que una noche dejó de ser Emiliano y también Feliz. Ocasionalmente amigo del joven Trémulo cuando éste llega a España junto a su familia. Huidos de Argentina. Mártir sin remedio desde la desaparición de éste en Granada.
Una bomba de relojería
Los lentos pasos que nos han traído hasta aquí es una bomba de relojería, que sin duda va a cambiar para siempre las vidas de Carlota Ochoa, de Bruno Pena y, sobre todo, la de Fuentes; los tres estudiantes de Criminología cuya ingenuidad les lleva al infierno y a la gloria a un tiempo. Hasta allí llegan siguiendo la pista de Trémulo Ardiles más de treinta años después de su oscura evaporación. Un caso práctico planteado por el eminente catedrático Práxedes Cruz, y el aliento de Emiliano Feliz, les permite ocuparse de ello sin sospechar las trágicas consecuencias que les esperan al final del camino. Práxedes Cruz; también es su historia.
Marzo de 1976. Golpe de Estado en Argentina. La familia Ardiles (Calixto, María Hermidia, Trémulo y Laura) son recogidos en su domicilio por unas extrañas personas. Llevados hasta la frontera de Brasil donde les espera el gigante mudo Bolívar con quien atravesarán el país hasta Río de Janeiro. Allí tomarán un avión que les llevará a Madrid. Brasil es mágico. Nada es lo que parece y todo es posible en ese incomprensible viaje hacia ningún sitio. En Río les recoge el esperpéntico Hipólito Saldaña, con su abultada cicatriz dividiéndole la cara, que será quien finalmente los acomode en Madrid.
Calixto asegura no saber nada. ¿Quién se ha encargado de ponerles a salvo? ¿Por qué? Pero Trémulo no acaba de creerle y, en cualquier caso, no las tiene todas consigo: “¿Quieren salvarnos, o nos quieren matar?”
De Trémulo, ni rastro
A su llegada a Madrid todo está arreglado para que tengan una vida confortable, pero al cabo de un año Trémulo recibe una carta que le cita en el pueblo granadino de Guadahotuna con la excusa de hacerle partícipe de un secreto que muchos años atrás dejó allí dormido su abuelo José. Viaja a Granada junto a Emiliano Feliz y acude solo al encuentro de su confidente. Nadie nunca le vuelve a ver. Su Renault 12 aparece en la carretera con la puerta del conductor abierta y teñido de sangre hasta el techo. Pero de Trémulo, ni rastro.
Han sido los nuevos servicios secretos de Argentina. Eso es lo que alega la Policía, y el caso queda archivado. Calixto muere en accidente de coche un mes después de la desaparición de su hijo, loco como estaba de encontrar las claves. Treinta y dos años después, tres osados estudiantes de Criminología encontrarán esas claves que Calixto no tuvo tiempo de desvelar. Nuevas notas, llamadas en la noche, persecuciones y asesinatos inesperados. La suspicaz Carlota, el irritable Bruno, y Fuentes el incrédulo llegarán hasta la irreparable verdad de la que involuntariamente pasarán a ser parte implicada.
Los lentos pasos que nos han traído hasta aquí
Érase una vez un joven que desapareció sin dejar rastro…
Érase una vez un caso cerrado, pero no tanto…
Érase una vez tres ingenuos estudiantes de Criminología dispuestos a comerse el mundo…
Érase una vez unos misteriosos asesinos, que primero mataban para prosperar y luego para salvar el pellejo, y algún otro por amor…
Érase una vez un secreto dormido durante más de setenta años…
Érase otra vez el ser humano contra el ser humano…
“Llegamos hasta el final. ¿Quién iba a pensar que el final iba a ser ese? ¿Quién iba a decirlo, después de todo? La verdad estaba ahí mismo, esperando a que la sacáramos a flote, a que le quitáramos de encima el velo de mentiras y odio que la amortajaba. Venganza”.
Juan Marchán
(Madrid, 1964)
Durante años ha ejercido el reporterismo de agencia para televisión y medios escritos, y colaborado en radio y numerosas publicaciones. En 1998 pasó a ocuparse de la Comunicación en el Teatro Real de Madrid, donde desde hace un año plantea y desarrolla los nuevos proyectos del coliseo. En la actualidad ultima El baile de los planetas, su segunda novela.