Víctor del Árbol, mosso d'esquadra de profesión, convence con una compacta novela negra sobre la búsqueda de respuestas en el pasado
Traidores y finados
J. A. MASOLIVER RÓDENAS
Si la guerra y la posguerra protagonizadas por sus escritores es un tema cada vezmáspresente en la narrativa española, no le va a la zaga otro más popular y de más larga tradición, el de la novela negra popularizada por Vázquez Montalbán desde el terreno de la otra literatura. Dos obras recientes invitan a reflexionar sobre las razones por las que la novela negra es, hoy, una de las mejores formas de reflejar la nueva sociedad. Se trata de El peso de los muertos de Víctor del Árbol, nacido en Barcelona en fecha no precisada y mosso d'esquadra de profesión. La otra, de la que hablaremos a su tiempo, En el nombre del cerdo, de Pablo Tusset, autor de la celebrada Lo mejor que le puede pasar a un cruasán. En ambas se advierten algunos de los rasgos más notables de la novela negra actual que coinciden con los de la novela en general: la ternura disfrazada de cinismo, la ausencia de un protagonista único, el humor, un retrato sórdido de nuestra sociedad en la que buenos y malos acaban por confundirse y la necesidad de mostrar un talento literario que supere las exigencias de lo que durante años se ha considerado un subgénero por la simple razón de que estaba escrito por subescritores.
Como el lector pasivo que me gustaría ser y que a veces consigo ser, me limitaría a recomendar la lectura de El peso de los muertos. Como crítico obligado a argumentar sus intuiciones, puedo decir que la recomiendo por su capacidad para salirse del corsé del género novela negra, algo que hará magistralmente Pablo Tusset, y por su capacidad para evitar sus experiencias profesionales, consciente de que la literatura está por encima de la simple autobiografía.
Mezquindad y grandeza
Víctor del Árbol
El peso de los muertos
CASTALIA
392 PÁGINAS
14,50 EUROS
Artículo publicado en La Vanguardia
4 comentarios
Belladona -
Buena suerte.
ELDORADO -
Andrea -
Francisco Ortiz -