«La Noche de los Girasoles», ópera prima, excelente ejemplo de cine negro
J. P. Y. BARCELONA.
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Muchas son las claves cinéfilas que se deslizan en la obra, el viejo cabo de la Guardia Civil, cabo-comandante de un diminuto puesto rural abulense a consecuencia de los permisos de verano se llama Amadeo, «como el viejo verdugo de la película de Berlanga», recordó ayer en el coloquio de presentación Jorge Sánchez Cabezudo. Otro guiño, mucho más visible, es el del guardia segundo -yerno del anterior- que guarda una remota semejanza moral con el primer marido de Rociito. Por último, en el sector guiños hay un nombre que no sale en el curso de la película, pero que planea a lo largo de ella: Puerto Hurraco.
«La película es una reflexión sobre el mundo rural, que se va hundiendo de forma irremediable y que no se puede recupear de ninguna manera, a lo sumo puede convertirse en parcelas para adosados», explicó el director.
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