La novela negra contra la competencia (desleal) de la realidad
La apuesta por el género se enfrenta a una agresiva e inesperada competencia: la violencia real de la que a diario dan cuenta los medios de comunicación.
Hoy día, las páginas de los periódicos y los programas de radio y televisión tienen una fuerte carga de violencia. Si alguna vez Carlos Fuentes aseguró que la realidad empezaba a superar a la ficción, ahora la novela policiaca y negra enfrenta una verdadera competencia con hechos que ya no requieren de la imaginación más truculenta.
Sin embargo, esa realidad siempre ha estado ahí, a decir del escritor Francisco Haghenbeck, autor del libro Trago amargo (Joaquín Mortiz/DGP-Conaculta/Gobierno de Querétaro). Para este autor, los problemas radican en la facilidad actual para acceder a esas historias y el que poco a poco se transformen en algo rutinario.
“Raymond Chandler, en 1930, cuando escribió sus novelas, ya hablaba de corrupción policiaca, de asesinatos; que ahora sea más fácil acceder a estos temas es muy distinto: es muy fácil abrir el periódico y encontrar nota roja por todos lados.
"Creo que el riesgo principal es verlo como un asunto común, que ya no seamos sensibles a él. En eso hay que tener cuidado, pero eso no es problema de la novela negra, sino de los humanos, porque al final el género es una metáfora de nuestra realidad”, asegura el ganador de la segunda edición del Premio Una vuelta de tuerca.
Para Antonio Malpica, autor del libro Apostar el resto, una de las grandes apuestas de la literatura negra o policiaca es convertirse en el ámbito en el cual se valga de todo: cometer todos los crímenes o asesinar a los héroes, porque finalmente es ficción.
“En lo personal le apuesto mucho a esa opción, porque en la literatura no lastimo a nadie y, hasta cierto punto, se convierte en una vía de escape para el monstruo que todos llevamos dentro. Nunca va a ser lo mismo leer una novela negra que la nota roja; en quien se sienta a leer únicamente la nota roja seguramente ya hay más morbosidad”.
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