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La Balacera

Vuelve Trevanian

¿Y quién es Trevanian?, se preguntarán algunos.

Pues dicen las malas o buenas lenguas que tal vez fue un escalador de prestigio, quizás un especialista en arte, un ex agente secreto… En cualquier caso, fue el seudónimo utilizado por alguien para publicar, en los años setenta, una serie de novelas de espionaje protagonizadas por Jonathan Hemlock, alpinista, profesor de arte y agente secreto en sus ratos libres, ocupación esta con la que costea sus caros caprichos artísticos. Como quiera que el candidato con más papeletas para responder a ese seudónimo era el escritor norteamericano Rodney Whitaker, fallecido el pasado mes de diciembre, supongo que se trata de un secreto que descansa ya bajo tierra.

Viviane Ardevol, de la editorial Entrelibros rescata ahora los dos primeros títulos de la saga, publicados en España a finales de los ochenta por Noguer Ediciones y promete más para el año que viene. Se trata de "La sanción de Eiger", llevada al cine en 1975 por Clint Eastwood, y "La sanción de Loo".

Lo primero que debemos tener en cuenta es que se trata de novelas escritas en los primeros setenta, por lo que resulta conveniente, antes de comenzar su lectura, vestirnos con nuestro mejor pantalón acampanado o con nuestra minifalda preferida (según sea el caso), saquemos del armario la camisa con cuello más grande que podamos encontrar, calzarnos las Ray-Ban de cristales verdosos que teníamos olvidadas por algún cajón y disponernos a "perdonar" algunas actitudes o expresiones que ahora nos pueden parecer improcedentes, trasnochadas o políticamente incorrectas.

En las novelas protagonizadas por Jonathan Hemlock podemos encontrarnos con esos malos malísimos que tanto nos han hecho disfrutar en las historias de espías, tipos sin escrúpulos siempre dispuestos a dominar el mundo como sea, mediante fórmulas para desarrollar mortíferas armas biológicas o mediante el chantaje vil a las más influyentes personalidades de los más poderosos gobiernos del mundo. También veremos desfilar ante nuestros ojos a quienes, desde agencias y contra agencias de espionaje, tratan de poner orden e impedir que los del otro bando consigan sus fines. Y a los ejecutores fríos de las órdenes, incuestionables, que reciben de sus superiores. Y mujeres fatales que aprovechan sus encantos para sonsacar información de donde haga falta… Ay, qué tiempos aquellos, que diría la otrora supuestamente exuberante (y actualmente recauchutada) Bienvenida "Welcome" Pérez.

Y en medio de todo, Jonathan Hemlock, un tipo absolutamente frío y tremendamente capacitado para matar que desconoce lo que es el sentimiento de culpabilidad, un personaje que recuerda por su amoralidad al Ripley de Patricia Highsmith. Experto en arte y prestigioso alpinista, presta sus servicios por dinero a la CII, una organización secreta norteamericana que se dedica a buscar y "sancionar" a aquellos agentes del bando contrario que han osado asesinar a algunos del propio. Porque, no hay que olvidarlo, estamos en los setenta, con dos potencias sumidas en plena guerra fría y, en tiempos así, si algo abunda son los agentes secretos y los motivos para matar.

En "La sanción de Eiger", novela que sirve para presentar a nuestro protagonista, un agente de la CII ha sido ejecutado por la competencia en Montreal. Los asesinos no han dudado en abrir garganta y estómago de la víctima en su afán por recuperar el microfilm que acababa de tragarse. Hemlock es requerido para que sancione a los culpables, uno de los cuales ha sido identificado y del otro se sabe que va a participar en una escalada a uno de los picos alpinos que más vidas se ha cobrado a lo largo de la historia. Su misión será, una vez sancionado el primero de los asesinos, participar en la expedición a la espera de los datos que identifiquen a quien será su segunda víctima, uno de los tres compañeros de ascensión. Pero, ¿qué puede ocurrir si la información no llega antes de que comience la escalada? ¿O si la persona a quien debes sancionar es tu compañero de cordada, aquel que impide que te precipites al vacío?

La trama de "La sanción de Loo" es más convencional, o al menos el escenario lo es. Estamos en Londres. Un hombre aparece empalado en el campanario de St. Martin's-in-the-Fields mientras Hemlock se dispone a dar una serie de conferencias sobre el tema que mejor domina. No, no me refiero a los asesinatos selectivos, sino al mundo del arte. Pero pronto se ve implicado en la muerte de un desconocido que aparece en el cuarto de baño de su casa, y una organización británica vinculada a la CII, de la que se había despedido hace ya cuatro años, le pide amablemente que les ayude a acabar con un individuo que posee información con la que chantajear a la mitad del Parlamento inglés. Para conseguirlo deberá introducirse en la red de burdeles de lujo que, según parece, dirige el candidato a víctima del profesor de arte y gracias a la cual sabe lo que sabe de los viciosos políticos británicos.

Dos novelas de acción al cien por cien, con diálogos plagados de cínicas indirectas, con personajes que nos resultarán familiares desde el principio porque son como aquellos con los que hemos crecido muchos de los que ya tenemos taytantos, como esos Dr. No o Fu-Manchú de turno con los que Ian Fleming o Sax Rohmer nos lo hicieron pasar tan bien. Y una gran alegría el hecho de que una editorial recupere buenos libros casi perdidos en unos tiempos en los que se publica mucho aunque no importe tanto la calidad como la novedad y comercialidad del autor.

Para dentro de unos meses, "Shibumi", otra de Trevanian, con diferente protagonista pero en la misma línea de espionajes y conspiraciones que estas dos primeras. Mientras tanto habrá que esperar, pero antes no debo olvidar quitarme estos pantalones acampanados y esta camisa con chorreras que, más que un espía serio, me hacen parecer un Austin Powers de pacotilla, Y tampoco es cuestión de salir a la calle a llamar la atención.

LA SANCIÓN DE EIGER - LA SANCIÓN DE LOO
Trevanian
Traducción: Isabelle Ardevol
ENTRELIBROS. 2006

Ricardo Bosque para La Gangsterera

4 comentarios

martin -

Marjabra; yo también estoy interesado en contactar contigo. Mi Email es martinrobles@cordoba.net

Gabriel -

Marjabra: Puedes darme tu correo electrónico? Necesito comunicarme contigo.
El mio es : gabriel@mauro.net.ar
Gracias

Marjabra -

Trevanian, no es ninguna de las personas que se mencionan en internet, en distintas paginas, ni murio, como dicen por ahi el año pasado. Ha sabido mantener muy bien oculto su verdadero nombre y lugar de residencia. El tiene el honor de conocerme
Saludos

ENIO DIAZ -

En los el año 1978, fui vendedor de Libros, por catalogos, por lo que llegó a mis manos "SHIBUMI". Todo un trhiller del espionaje y la intriga de la "guerra fria" y muchos conocimientos de la cultura Japonesa. Asi como un dominio absoluto de la escalada y de los vascos. Desde entonces para aca, me he leido cientos de libros del mismo genero, acabo de engullir "El Agfano" de Frederid F. Pero nunca he podido conseguir otro libro de Trevanian. hasta hoy que la lluvia me ha ha hecho quedarme en la casa y me he puesto a jugar con esta maravillosa y diabolica maquina. Para enterarme que el tal "Trevanian" como tal nunca existio. Pero vaya, que bien documentado estaba el Señor. Por lor que considero que debe estar escribiendo sus muy buenos tramas en las alturas celestiales. Gracias Amigos, que tengan unas FELICES PASCUAS. y muy DICHOSO AÑO NUEVO.

Si no es que antes, los LOCOS DEL PENTAGONO y del MEDIO, CERCANO Y LEJANO ORIENTE. Se salen con la suya y finalmente hacen denotar varias BOMBITAS, para probar quién de todos es es el más estupido.