Aprendices de Dashiell Hammett
PATRICIA GOSÁLVEZ - Madrid - 13/07/2009
Si la historia ocurriese en la ficción, parecería exagerada: durante cinco años, un mendigo asesina indiscriminadamente a otros vagabundos. Su violencia es brutal: mutila, decapita, lapida, destripa, quema y se come a sus muertos. Oye voces. Se bebe cinco litros de vino diarios mezclados con sedantes. Cuando estuvo en la cárcel por violación, cuidaba de pájaros en su celda; los pájaros estaban muertos...
"Ojo con inspirarse en hechos reales, que algo haya sucedido no significa que el lector se lo vaya a creer", dice Juan Aparicio-Belmonte, autor de novela negra y profesor del curso True Crime en el Hotel Kafka (que no es un hotel, sino una productora editorial). Es el último día de clase. Durante 14 sesiones, abogados, forenses, criminólogos, policías, jueces o psiquiatras han educado a escritores en ciernes sobre la realidad del crimen. Los alumnos han aprendido cómo funciona una persecución, cómo se instruye un caso, que los presos españoles no llevan uniforme, que las huellas dactilares sólo se cotejan con las de quienes tienen antecedentes. Han practicado en un campo de tiro para sentir cómo es un arma y visitado una cárcel para ver lo que es estar dentro. En televisión, todas las series policiacas tienen asesores para asegurarse de que no metan la pata. El curso del Hotel Kafka (que se repetirá la próxima primavera) consiste en que los escritores y guionistas cuenten (por unos 400 euros) con esa misma ayuda.
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