Juan Madrid: "La misión de la novela negra es desvelar las cloacas del sistema"
Tomás García Yebra / Colpisa
Madrid
¿Qué ocurriría si una joven promesa del periodismo se hace novia del Príncipe y aparece muerta en extrañas circunstancias? Ese es el atrevido y original planteamiento de Adiós, princesa (Ediciones B), la última novela de Juan Madrid (Málaga, 1947), un escritor que ha popularizado a lo largo de siete títulos al atípico detective Toni Romano. "Es una historia que está rigurosamente documentada", explica Madrid. "La periodista asesinada se llama Lidia Ripoll, pero todo lo que se cuenta le resultará familiar al lector", añade. "Aquí pongo a flote lo que no aparece en los periódicos, lo cual no significa que sean ciertos los hechos, porque al fin y al cabo se trata de una novela, pero sí es verdad -y perfectamente verosímil- el trasfondo".
A juicio del novelista malagueño, el auge actual del género detectivesco estriba en el que el público ha dejado de creerse las versiones oficiales de cualquier acontecimiento. "Sabe que una novela negra te está enfocando con una linterna lo que en la prensa y en la televisión aparece como una vela apagada". Opina que este tipo de literatura debe desvelar, sin remilgos, "las cloacas del sistema". Aunque lo paradójico del asunto, según dice, es que "la realidad suele estar tan podrida que si se la ofreces a la gente en crudo, sin cocinar, la rechazaría; una novela tiene que ser vibrante y entretenida, pero también tiene que ser verosímil y artística; la realidad, por sí misma, resulta indigerible".
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Francisco Ortiz -