Hasta nunca, mi amor
HASTA NUNCA, MI AMOR
Massimo Carlotto
EMECÉ
Decía un ilustre paisano mío que “lo bueno, si breve, dos veces bueno”. Decíamos en el colegio, cuando fingíamos ser estudiantes, que “lo bueno, si breve, sabe a poco”.
No es el caso de Massimo Carlotto y su última novela, en la que parece haber encontrado el equilibrio perfecto, la extensión adecuada para mantener al lector siempre en guardia y disponer, al mismo tiempo, del espacio necesario para contar una historia criminal. Y vaya historia, por cierto.
Hasta ahora, creíamos saberlo todo sobre las mafias. Cientos de novelas y películas se han encargado de hacer que sicilianos, calabreses y demás italianos del sur lleguen a formar parte de nuestra propia familia (o Familia, tal vez). Pero, ¿y del norte? ¿es que acaso allí todos tienen las manos limpias?
Hasta nunca, mi amor nos lo deja bien claro: si los del sur son los más conocidos universalmente, los del norte, disfrazados de ilustres abogados u honorables hombres de negocios, son incluso más temibles. Y lo hace mediante la historia de un buen fragmento de vida de Giorgio Pellegrini, antiguo miembro de un grupo terrorista de extrema izquierda que, en los años setenta, tuvo que refugiarse en Centroamérica huyendo de la Justicia italiana. Un hombre violento, frío, calculador y dispuesto a renunciar a cualquier ideal con tal de adquirir la respetabilidad que sólo se logra a través del dinero, independientemente de cómo se consiga éste.
Cansado de permanecer oculto en la selva y de convivir con diferentes guerrillas, cansado de seducir a cuarentonas que le garanticen la manutención, Pellegrini decide volver a Europa y rehacer su vida. Objetivo: conseguir la rehabilitación total, es decir, recuperar los derechos civiles que perdió por culpa del atentado que le llevó al exilio. Para ello, a regañadientes, aceptará entregarse a las autoridades italianas, contar una medio mentira o una verdad a medias y pasar una temporada soportable en la cárcel. Una vez en la calle, tras cinco años de comportamiento sin mácula, será un hombre decente, sin nada que ocultar a nadie.
El plan parece sencillo; su realización, imposible. Porque el pasado siempre pesa demasiado y los favores hay que devolverlos. Porque los hábiles abogados que parecen ayudarte a conseguir esa ansiada rehabilitación también son los asesores de quienes controlan las finanzas del próspero norte, y eso incluye desde los legales negocios vinculados a la automoción o las industrias alimentarias hasta los menos recomendables de la prostitución, el tráfico de drogas o el traslado de personas de un punto a otro de una Europa que se fragmenta por momentos. Porque los asesinos lo tienen difícil para dejar de serlo y las de fuego son las únicas armas que conocen para convertirse en gentes normales, respetables. Para ser uno de tantos.
Con un ritmo trepidante, sin descanso, yendo al grano y sin perderse en divagaciones que nada aportarían, Carlotto nos regala esta intensa novela de sólo 172 páginas que se disfrutan de un tirón, como lo bueno, lo breve o lo dos veces bueno.
Ricardo Bosque
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