Le dan recompensa por resolver asesinato: el premio Tusquets
Miércoles 28 de noviembre de 2007 GUADALAJARA, Jal.— Elmer Mendoza (Culiacán, 1949) fue galardonado ayer en la FIL con el tercer Premio Tusquets Editores de Novela por su obra Quién quiere vivir para siempre. El jurado, compuesto por Beatriz de Moura (fundadora y directora de la editorial) y por los escritores Juan Marsé, Almudena Grandes, Jorge Edwards y Evelio Rosero (ganador de la pasada emisión), resaltó “la rabiosa modernidad en el uso del lenguaje, en la estructura narrativa hermanada con los lenguajes televisivos, y en el ritmo endiablado que, como la mejor novela clásica, no da tregua al lector hasta su desenlace”. El galardón viene acompañado por 20 mil euros (326 mil pesos) y una estatuilla diseñada por Joaquim Camps, además de la edición simultánea de la novela, en marzo, en España, Argentina y México, donde se hará un primer tiraje de 5 mil ejemplares. De Moura hizo hincapié en la unanimidad con que fue concedido un premio “de vida breve y azarosa” (en referencia a que su primera edición quedó desierta): “Tenemos otros dos premios, ya longevos, el de La Sonrisa Vertical y el Premio Comillas. Sumando ambos, no se han concedido por unanimidad más de cuatro o cinco veces”. El autor de libros como Un asesino solitario y El amante de Janis Joplin estuvo presente en la premiación y declaró que “ganar se parece a perder porque lo sentimos con las mismas células. Es como no terminar de caer. Es un lugar común, pero así se siente”. Quién quiere vivir para siempre narra la historia de Edgar El Zurdo Mendieta, un policía ministerial atribulado al que le cae entre manos el asesinato de Bruno Canizales, un abogado que por las noches se convierte en travesti. El caso destapa una intrincada trama en la que se ven inmiscuidos narcos, políticos y los miembros de una extraña logia. Esta novela continúa la exploración temática y lingüística de la violencia del norte que caracteriza la narrativa de Mendoza. Sin embargo, el escritor advirtió: “Nunca me he visto como un escritor de novelas policiacas, aunque la gente piensa lo contrario. En esta ocasión sí quise hacer un libro del género”. La novela, que estuvo rumiando la cabeza de su autor desde hace 12 años y tiene dos modelos claros: “Por una parte, los clásicos del género, Hammett, Chandler; por otra, el protagonista, que tiene su germen en el cuento ‘Firmado en un Kleenex’ que publiqué en Playboy, inspirado en un gran amigo mío que es policía”. Sobre la dificultad que plantea innovar en un género tan trabajado como el policiaco, Mendoza explicó que “la renovación sólo es posible desde el terreno del lenguaje, porque los crímenes terminan por parecerse: la gente se mata siempre por las mismas cosas”. Otro de los retos a vencer fue el de crear una historia que “resultara entretenida” para el lector. “Los lectores policiacos experimentan un gran placer cuando entran en el juego que plantea el autor, por eso fue muy importante preguntarme ‘qué es lo que estoy contando y cómo lo estoy haciendo. “Trabajo por etapas. Primero tengo varias historias que voy alternando para que cada una repose; luego le toca el turno a cada una. Otra cosa fundamental para mí es el primer capítulo; al contrario de muchos, creo que es el último que se debe escribir, más en una novela policiaca, porque es en donde uno debe plantear toda la historia”. A la convocatoria de este año fueron enviados un total de 246 manuscritos.
0 comentarios