20 años de negro
Autores y editores viajan en tren hasta Gijón para encontrarse durante 10 días con lo más destacado de un género en alza
MERCEDES JANSA
GIJÓN
Más de un centenar y medio de escritores iniciaron ayer un viaje que pese a su repetición en las dos últimas décadas no ha perdido frescura y vigencia. Físicamente unos, con el corazón otros, en espera de responder a la invitación en los próximos ocho días, hombres y mujeres apasionados de la literatura negra, policiaca, de intriga, misterio o cualquier otra denominación llegaron ayer a Gijón para su cita anual con el género. Comenzó así la Semana Negra 2007.
Cumplir 20 años sin retroceder un ápice en las cotas de éxito tiene una explicación. "Significa que el equipo no se ha apoltronado", explica Paco Ignacio Taibo II, el afortunado director, como a él le gusta llamarse, de la semana negra gijonesa. "Somos hiperactivos y cuando nos reunimos aún salen chispas de creatividad", añade, durante el ya tradicional viaje en tren hasta la ciudad asturiana desde Madrid.
Renacimiento
El género negro --con gran variedad de subgéneros-- parece haberse revitalizado en los últimos años y atravesar de nuevo una etapa de creatividad, a juicio de los expertos. El interés del público por la novela histórica ha abierto una nueva ventana para títulos y autores que antes eran patrimonio de una minoría y, sobre todo, para distintas manifestaciones de este tipo de literatura. Para no caer en el "riesgo de agotarlo", Taibo recomienda "incorporar otros géneros de la novela de acción que puedan ser complementarios".
Una muestra del resurgimiento del género es el interés de las editoriales por crear colecciones de novela negra. Una de las últimas en hacerlo es Siruela, con la publicación de La larga sombra de la muerte, del alemán Veit Heinichen. Ediciones Paidós se ha abierto a la ficción con la marca Alea y la obra del canadiense afincado en Tailandia Christopher G. Moore, Hora cero en Phonm Penh. Considerado un autor de culto, Moore, que explicó su trabajo también durante el viaje en tren, ha colocado a Vincent Calvino en el Parnaso de los detectives de papel y ha abierto, desde el Bangkok que conoció el Carvallho de Vázquez Montalbán, las tramas a los personajes sin moral y los negocios ilegales del sudeste asiático del siglo XXI.
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Foto: XURDE MARGARIDE
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