Un fin de semana en Shanghai con Quiu Xialong, el inspector jefe Chen Cao, y una heroína roja
11 de mayo de 1990
El cuerpo sin vida de Guan Hongyng, la heroína roja, fue encontrado en el canal Baili, un lugar poco frecuentado a unos treinta kilómetros al oeste de Shanghai.
Así comienza Muerte de una heroína roja, un intenso viaje con trama criminal, que nos lleva de la mano de Qiu Xiaolong por la China de los años noventa, el descarnado periodo de transición que llevaría a este país de países, hacia el capitalismo y a un cambio radical en sus costumbres ancestrales.
A través de este novelón, en el sentido más halagador del termino, sabremos de todos los obstáculos a los que tendrá que hacer frente un honesto inspector de policía-poeta, diplomado en literatura inglesa y traductor de novela negrocriminal, el inspector jefe Chen Cao, para resolver un caso que daña muy de cerca la imagen de la “vieja guardia”, de los privilegiados del régimen.
“Shanghai se transforma a gran velocidad” dice el recién ascendido inspector jefe Chen.
La lectura de Muerte de una heroína roja, nos sumerge en la vida cotidiana china en un período en que el socialismo y el capitalismo se hallaban en plena convivencia. Una China muy alejada a la que recreara en su día Roobert Van Gulick con su Juez Di.
Las intrigas y luchas internas de los miembros del PCC. La doble vida de una trabajadora “demasiado” ejemplar, cuyo mundo secreto tendrá que descubrir el jefe inspector Chen con la complicidad de su ayudante el inspector Yu Guangming.
Es un auténtico placer andar con ellos por las pobladísimas calles y barrios de la inabarcable Shanghai y, mientras tanto, dejarnos arrullar por los versos del inspector-poeta, “El tiempo es un pájaro/ Se posa y alza el vuelo”, o los de sus poetas preferidos: Du Mu, Gao Shi...
Chen, nos dejará entender por qué la gastronomía china es la más antigua y valiosa del mundo. En muchas de sus páginas, cocinará para nosotros: “Metían las lonchas de cordero en el agua hirviendo, las sacaban al cabo de unos segundos y las untaban con la salsa. Era una de las recetas especiales que le había enseñado el Chino de Ultramar Lu _una mezcla de salsa de soja, mantequilla de sésamo, tofu fermentado y pimienta molida con una pizca de perejil_. El cordero, que conservaba su color rosáceo, estaba tierno y sabroso". En realidad, Muerte de una heroína roja, huele más a jengibre y a cebolletas frescas que a sangre.
Pero la trama criminal es perfecta, y su protagonista, el policía Chen, tanto por sus virtudes( tremendamente humano, integro, maduro, sensible, inteligente, frágil, culto...) como por el ritmo pausado pero perseverante con el que dirige su investigación, nos recuerda al Wallander de Mankell. Pero Chen tiene un valor añadido, es epicúreo y gourmet.
Si aquel nos sumerge en las heladas tierras suecas, éste lo hace en una China de la que poco sabíamos hasta ahora.
Aunque algunos errores de traducción o edición hacen que deseemos una publicación más cuidadosa en su próximo caso.
Acomódense, como yo lo he hecho, en un buen sillón y comiencen la lectura de Muerte de una heroína roja dispuestos a pasar un buen fin de semana en Shanghai.
Señor Quiu Xialong ha sido un auténtico placer viajar con usted.
La librera negrocriminal
Muerte de una heroína roja/ Qiu Xiaolong/ Tapa negra/Almuzara 2006
El cuerpo sin vida de Guan Hongyng, la heroína roja, fue encontrado en el canal Baili, un lugar poco frecuentado a unos treinta kilómetros al oeste de Shanghai.
Así comienza Muerte de una heroína roja, un intenso viaje con trama criminal, que nos lleva de la mano de Qiu Xiaolong por la China de los años noventa, el descarnado periodo de transición que llevaría a este país de países, hacia el capitalismo y a un cambio radical en sus costumbres ancestrales.
A través de este novelón, en el sentido más halagador del termino, sabremos de todos los obstáculos a los que tendrá que hacer frente un honesto inspector de policía-poeta, diplomado en literatura inglesa y traductor de novela negrocriminal, el inspector jefe Chen Cao, para resolver un caso que daña muy de cerca la imagen de la “vieja guardia”, de los privilegiados del régimen.
“Shanghai se transforma a gran velocidad” dice el recién ascendido inspector jefe Chen.
La lectura de Muerte de una heroína roja, nos sumerge en la vida cotidiana china en un período en que el socialismo y el capitalismo se hallaban en plena convivencia. Una China muy alejada a la que recreara en su día Roobert Van Gulick con su Juez Di.
Las intrigas y luchas internas de los miembros del PCC. La doble vida de una trabajadora “demasiado” ejemplar, cuyo mundo secreto tendrá que descubrir el jefe inspector Chen con la complicidad de su ayudante el inspector Yu Guangming.
Es un auténtico placer andar con ellos por las pobladísimas calles y barrios de la inabarcable Shanghai y, mientras tanto, dejarnos arrullar por los versos del inspector-poeta, “El tiempo es un pájaro/ Se posa y alza el vuelo”, o los de sus poetas preferidos: Du Mu, Gao Shi...
Chen, nos dejará entender por qué la gastronomía china es la más antigua y valiosa del mundo. En muchas de sus páginas, cocinará para nosotros: “Metían las lonchas de cordero en el agua hirviendo, las sacaban al cabo de unos segundos y las untaban con la salsa. Era una de las recetas especiales que le había enseñado el Chino de Ultramar Lu _una mezcla de salsa de soja, mantequilla de sésamo, tofu fermentado y pimienta molida con una pizca de perejil_. El cordero, que conservaba su color rosáceo, estaba tierno y sabroso". En realidad, Muerte de una heroína roja, huele más a jengibre y a cebolletas frescas que a sangre.
Pero la trama criminal es perfecta, y su protagonista, el policía Chen, tanto por sus virtudes( tremendamente humano, integro, maduro, sensible, inteligente, frágil, culto...) como por el ritmo pausado pero perseverante con el que dirige su investigación, nos recuerda al Wallander de Mankell. Pero Chen tiene un valor añadido, es epicúreo y gourmet.
Si aquel nos sumerge en las heladas tierras suecas, éste lo hace en una China de la que poco sabíamos hasta ahora.
Aunque algunos errores de traducción o edición hacen que deseemos una publicación más cuidadosa en su próximo caso.
Acomódense, como yo lo he hecho, en un buen sillón y comiencen la lectura de Muerte de una heroína roja dispuestos a pasar un buen fin de semana en Shanghai.
Señor Quiu Xialong ha sido un auténtico placer viajar con usted.
La librera negrocriminal
Muerte de una heroína roja/ Qiu Xiaolong/ Tapa negra/Almuzara 2006
2 comentarios
La Balacera -
Fernando Quintero -