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La Balacera

El cierre de Casa Amadeo

El cierre de Casa Amadeo

Que, a pesar de lo que pueda sugerir el nombre, no es una taberna; se trata de una de las últimas (tal vez la última) librerías de lance zaragozanas, donde todavía es posible cambiar una novela de Marcial Lafuente Estefanía o Corín Tellado por sólo veinte céntimos.

Tras ochenta años atendiendo a sus clientes en el Coso Bajo, junto a la iglesia mudéjar de la Magdalena, entre payos y gitanos, ahora vende sus fondos no por cansancio sino porque, simplemente, se jubila. Y deja otro vacío más, que pronto llenará una tienda de ropa.

Leo la noticia en el Heraldo y me viene a la mente la librería del Tubo a la que me llevaba mi tía cada sábado cuando yo tenía diez o doce años. Allí conocí a Spiderman y Batman, a Nemo, a Yáñez y Sandokan… Y de allí son esas “Narraciones extraordinarias” de Poe o los “15 casos policiacos” (Editorial Fher) que ahora mismo tengo sobre la mesa de estudio.

Tal vez en una última visita (supongo que el cierre se producirá en cuanto agote las existencias) nos llevamos “Falso perfume” de Ngaio Marsh, “Sangre en la Luna” de Leslie Ford y “No estaba bastante muerta” de Rex Scout.

Cruzamos el Coso y nos dirigimos al Millán, una de las últimas (espero que no sea la última) bodegas de Zaragoza en la que puedes cambiar un sifón vacío por otro lleno o llevarte a casa tu vermú favorito. Entre payos y gitanos nos tomamos unos quintos de cerveza Ámbar de La Zaragozana, unos huevos como sólo allí los saben preparar y una de berberechos. El sábado próximo quizás volvamos. Quizás no podamos ya comprar libros pero, eso sí, el vermú no lo perdonaremos.

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