Juan José Rodríguez, Premio Mazatlán 2003
El escritor sinaloense recibe el galardón por su novela Mi nombre es Casablanca
El Independiente. México
Jorge Luis Espinosa
Juan José Rodríguez tenía 17 años cuando a Vicente Leñero le otorgaron el Premio Mazatlán de Literatura en 1987 por su libro Puros cuentos.
En ese entonces, Rodríguez andaba de metiche en la televisión local y le tocó acompañar al camarógrafo para la entrevista con el autor de Los albañiles, pero el entrevistador nunca llegó.
Nos tuvimos que disculpar con él diciéndole que el periodista se había indispuesto por lo del carnaval. Leñero entendió, pero luego he pensado en lo torpe que fuimos, añade Rodríguez, quien 17 años después le tocó recibir ese mismo galardón por su novela Mi nombre es Casa Blanca (Mondadori, 2003).
El premio, dotado con 75 mil pesos, lo compartirá con el escritor Ignacio Solares, quien también recibirá este reconocimiento por su novela No hay tal lugar (Alfaguara, 2003). Ésta es la primera vez que el Mazatlán de Literatura, creado en 1965, es compartido por dos autores, y también la primera ocasión en que lo recibe un autor originario y residente de Mazatlán: Juan José Rodríguez.
Para mí, este premio es un orgullo inesperado y me da mucho gusto porque creo que se está abriendo a autores jóvenes, algo que había sido un poco la tradición de este galardón. Ricardo Garibay lo ganó en 1966, por Beber un cáliz, una de sus primeras obras. Ángeles Mastretta lo recibió también por su primera obra y Juan Villoro era muy joven cuando se le entregó, explica el escritor mazatleco vía telefónica.
El Mazatlán de Literatura es uno de los galardones más antiguos del país, pero, como recuerda el propio Rodríguez, hubo una temporada en que se no se otorgó a raíz de la polémica que se desató cuando Carlos Fuentes rechazó el galardón en protesta por las matanzas estudiantiles.
A Fuentes se le entregó a principios de los 70 por Tiempo mexicano. Rechazó el premio, pero mandó a su esposa Rita Macedo, quien leyó un texto muy fuerte contra el gobierno. Eso provocó que el premio se cancelará por años. Volvió a la vida en 1984, con la entrega del Mazatlán a Luis Spota por Casi el paraíso, recuerda Rodríguez.
Mi nombre es Casa Blanca relata la guerra de tres capos de la mafia en Mazatlán: un narcotraficante venido desde abajo, un narco de cuello blanco y el jefe de un cártel colombiano. Una novela a contracorriente de la propia obra que había venido escribiendo este narrador mazatleco, como el mismo lo confiesa. Mi tendencia es la novela decimonónica. Me seduce todo aquello de los barcos de vapor, la ópera, el Mazatlán del siglo pasado, toda la época porfiriana, por eso asumí la escritura de una novela policiaca como un reto.
Casi nunca había manejado el diálogo y en Mi nombre es Casablanca esto es constante, aclara Rodríguez.
Sobre si alguna vez soñó con este premio, Rodríguez responde que desde joven. Lo vi inalcanzable y la verdad es que no lo esperaba tan pronto. Me tomó con sorpresa, pero lo recibo a nombre de todos los escritores sinaloenses. Hay un creciente reconocimiento de algunos autores, como Élmer Mendoza. Además creo que esto sucedió porque se está revalorando la novela policiaca. Por ejemplo, Rubem Fonseca acaba de recibir el Premio Juan Rulfo, añade el narrador, quien recibirá el Mazatlán de Literatura el próximo 20 de febrero en el estadio de beisbol Teodoro Mariscal, en medio del festejo carnavalero.
www.elindependiente.com.mx
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Jorge Luis Espinosa
Juan José Rodríguez tenía 17 años cuando a Vicente Leñero le otorgaron el Premio Mazatlán de Literatura en 1987 por su libro Puros cuentos.
En ese entonces, Rodríguez andaba de metiche en la televisión local y le tocó acompañar al camarógrafo para la entrevista con el autor de Los albañiles, pero el entrevistador nunca llegó.
Nos tuvimos que disculpar con él diciéndole que el periodista se había indispuesto por lo del carnaval. Leñero entendió, pero luego he pensado en lo torpe que fuimos, añade Rodríguez, quien 17 años después le tocó recibir ese mismo galardón por su novela Mi nombre es Casa Blanca (Mondadori, 2003).
El premio, dotado con 75 mil pesos, lo compartirá con el escritor Ignacio Solares, quien también recibirá este reconocimiento por su novela No hay tal lugar (Alfaguara, 2003). Ésta es la primera vez que el Mazatlán de Literatura, creado en 1965, es compartido por dos autores, y también la primera ocasión en que lo recibe un autor originario y residente de Mazatlán: Juan José Rodríguez.
Para mí, este premio es un orgullo inesperado y me da mucho gusto porque creo que se está abriendo a autores jóvenes, algo que había sido un poco la tradición de este galardón. Ricardo Garibay lo ganó en 1966, por Beber un cáliz, una de sus primeras obras. Ángeles Mastretta lo recibió también por su primera obra y Juan Villoro era muy joven cuando se le entregó, explica el escritor mazatleco vía telefónica.
El Mazatlán de Literatura es uno de los galardones más antiguos del país, pero, como recuerda el propio Rodríguez, hubo una temporada en que se no se otorgó a raíz de la polémica que se desató cuando Carlos Fuentes rechazó el galardón en protesta por las matanzas estudiantiles.
A Fuentes se le entregó a principios de los 70 por Tiempo mexicano. Rechazó el premio, pero mandó a su esposa Rita Macedo, quien leyó un texto muy fuerte contra el gobierno. Eso provocó que el premio se cancelará por años. Volvió a la vida en 1984, con la entrega del Mazatlán a Luis Spota por Casi el paraíso, recuerda Rodríguez.
Mi nombre es Casa Blanca relata la guerra de tres capos de la mafia en Mazatlán: un narcotraficante venido desde abajo, un narco de cuello blanco y el jefe de un cártel colombiano. Una novela a contracorriente de la propia obra que había venido escribiendo este narrador mazatleco, como el mismo lo confiesa. Mi tendencia es la novela decimonónica. Me seduce todo aquello de los barcos de vapor, la ópera, el Mazatlán del siglo pasado, toda la época porfiriana, por eso asumí la escritura de una novela policiaca como un reto.
Casi nunca había manejado el diálogo y en Mi nombre es Casablanca esto es constante, aclara Rodríguez.
Sobre si alguna vez soñó con este premio, Rodríguez responde que desde joven. Lo vi inalcanzable y la verdad es que no lo esperaba tan pronto. Me tomó con sorpresa, pero lo recibo a nombre de todos los escritores sinaloenses. Hay un creciente reconocimiento de algunos autores, como Élmer Mendoza. Además creo que esto sucedió porque se está revalorando la novela policiaca. Por ejemplo, Rubem Fonseca acaba de recibir el Premio Juan Rulfo, añade el narrador, quien recibirá el Mazatlán de Literatura el próximo 20 de febrero en el estadio de beisbol Teodoro Mariscal, en medio del festejo carnavalero.
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Faviola Angulo -