Los casos de sir Arthur
Peter Costello analiza en un libro la importante y en su época reconocida labor como detective de Arthur Conan Doyle, el padre de Sherlock Holmes
Con su bigote de húsar y su mirada acerada, sir Arthur Conan Doyle, el creador de Sherlock Holmes, era una mezcla entre un gentleman inglés de finales del XIX y un paladín medieval: un tipo recto y enérgico que entendía la vida en términos de desafío, esfuerzo, honor y victoria. Era intuitivo y contundente, directo y altivo. Odiaba la injusticia y su código de comportamiento le impedía negarse a ayudar a quien se lo solicitase. Cierta bravuconería de índole casi atlética le hacía dudar de que hubiese un asunto sobre el que su inteligencia no pudiese arrojar algo de luz.
Tras la publicación de los primeros libros de Sherlock Holmes, Conan Doyle se convirtió en el escritor más famoso de Inglaterra. Su mérito residía en haber creado un personaje inmortal, un arquetipo: el detective moderno, científico, al tiempo cerebral, implacable y complicado. Como suele ocurrir, muchos lectores confundieron al personaje con su autor y muy pronto Conan Doyle comenzó a ser requerido para colaborar en la resolución de casos criminales. Al fin y al cabo, él era el inventor del infalible método detectivesco de Holmes: todo un sistema deductivo que, al menos sobre el papel, servía para desentrañar los misterios más complejos que se pudieran imaginar.
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peke -
Ricardo -
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