Jazz en blanco y negro
Manuel J. Lombardo
Pese a la escasa tradición dentro del cine español de un género tan codificado (desde sus patrones norteamericanos) como el cine negro, en Barcelona se inicia a principios de la década de los cincuenta la producción de una serie de títulos policíacos de un nivel estimable. Si la imitación de las formas podía resultar un escollo salvable, más problemas planteaba, sin embargo, trasladar al paisaje local, a una sociedad cerrada y vigilante ante cualquier cuestionamiento del orden establecido, la habitual ambigüedad moral del film noir, el retrato de un submundo de corrupciones y perversión.
Semejante panorama obligaba a un cine negro de perfil bajo y vigilado por la censura que, en todo caso, y al margen de las experiencias organizadas del Nuevo Cine Español y las primeras tentativas de disidencia de la Escuela de Barcelona, iban a traer al cine español comercial ciertos visos de moderada modernidad.
Si, como nos cuenta Jordi Pujol, editor de este CD y autor de las notas que lo acompañan, en aquel cine español penetraron los aromas humeantes del night club, robos, atracos, el juego clandestino, el chantaje, la droga, la dolce vita, los ambientes del suburbio urbano y una concepción del vicio y la corrupción ineludiblemente ligada al pecado cristiano, también lo hizo una nueva forma de ambientación musical, importada desde Estados Unidos, estrechamente asociada al género desde que los Alex North, Henry Mancini o Elmer Bernstein marcaran las pautas en filmes como Un tranvía llamado deseo, El hombre del brazo de oro o series de TV como Peter Gunn.
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