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La Balacera

Negra y criminal

EMILI PIERA. El tipo que más ha hecho por la novela negra en España es un librero valenciano, Paco Camarasa, que tiene abierto, con Montse, un divertido cubil -con rebotica y sótano, donde en otros tiempos se colaba el matute del contrabando- en la calle La Sal de la Barceloneta: Negra y Criminal. Paco también fue librero en su anterior reencarnación en Valencia, en La Araña, que tal vez se llamaba así en honor del regente: flaco, escurridizo y dado a urdir tramas en los rincones. Se nota enseguida cuándo uno ha sido rojo de Facultad: sabe reclamar la atención con dos palmadas secas y una magnífica proyección de su voz de pito averiado.

Estuve en la presentación de Entre dos aguas, la primera novela de cuatro, que su autora Rosa Ribas anuncia como saga del personaje Cornelia Weber-Tejedor. Como la acción trascurre en Fráncfort y el padre de Cornelia es gallego, Paco nos sirvió vino blanco alemán y mejillones. Cornelia seguirá a Petra Delicado, la criatura de Alicia Giménez Barlett. España -por lo menos Catalunya- ya tiene damas del crimen y locuelos de la intriga, secuaces del hard boiled, clubes de charadas y otras amenas congregaciones, tan implantadas en los países anglos. Un librero es un comerciante (y un vector de cultura) y Paco tiene un magnífico menchandasing que le ha convertido en habitual de las semanas negras de cine y novela, jurado de premios, personaje a entrevistar, recadero de muchos y escaparate de todos.

Para hacer buenas novelas de género, no se requiere menos talento que para escribir las tragedias de Esquilo, aunque en la crónica criminal el autor nos hace el favor de agazaparse en la espesura de la trama o en el relieve de su personaje. Paco defendió ardorosamente el derecho a crear series y sagas precisamente por eso: por la capacidad de Pepe Carvalho o Philip Marlowe para emanciparse de su creador. La Barceloneta es como El Cabanyal: territorio rebelde al que apuntaban los cañones de Montjuïc.

levante-emv.com

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