Clases negras en Santander
El escritor Lorenzo Silva imparte un taller de novela policiaca en la Menéndez Pelayo
JUAN RUIZ SIERRA
SANTANDER
Hace unos años, mientras paseaba por el paseo de la Castellana, el escritor Lorenzo Silva vio cómo un motorista con casco se daba a la fuga tras atropellar a un peatón. Silva (Madrid, 1966) llamó a la Policía. En los días posteriores recibió una decena de llamadas de distintos oficiales que le preguntaron por la cara del agresor. Después le citaron para una rueda de reconocimiento. "¿Sabe quién es?", le preguntó el comisario. "No lo puedo reconocer, ya se lo he dicho, el motorista llevaba casco", contestó el narrador. "Entonces, ¿para qué estamos haciendo esto?", dijo el policía.
Conclusión: "La autoridad es antipática; no es nada literaria". Lo explica Silva en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP), donde esta semana imparte un taller de narrativa a unos 50 alumnos, la mayoría mujeres. Él, sin embargo, ha escrito toda una serie de novelas negras en las que el personaje principal, Bevilacqua, es un sargento de la Guardia Civil.
Lorenzo Silva, ganador del Premio Nadal en el 2000 con El alquimista impaciente y del Primavera el pasado año por Carta blanca, se declara "muy escéptico respecto a este tipo de talleres". Prueba de ello es que, cuando estudiaba en la universidad, salió corriendo del único en el que participó como alumno. Pero, con el tiempo, ha aprendido que estos encuentros proporcionan "una reflexión complementaria que puede venir bien". Por eso imparte este taller en la UIMP, que está dividido en torno a tres ejes: la narración policial, la histórica y la juvenil.
CHANDLER Y EL LODAZAL
El martes estuvo destinado a la novela negra. El autor de La flaqueza del bolchevique, en un estilo cercano y con constantes referencias a la actualidad --desde el hundimiento del Prestige a la invasión de Irak, pasando por las omnipresentes zanjas de Madrid--, analizó la figura del detective, del asesino y de la víctima hasta llegar a Raymond Chandler, uno de los máximos exponentes de este tipo de narración. "Chandler intentó rescatar el género policiaco del lodazal en el que se encontraba", explicó.
¿Y él, qué pretendía cuando a principios de los 90 trató de dar una nueva vuelta de tuerca a la novela negra? "Quería hacer una narrativa policiaca que fuera congruente con la realidad española. Echaba en falta una aproximación que tratara con normalidad al servidor público en una sociedad democrática. Y, al mismo tiempo, quería abordar con profundidad este género, que siempre se ve como una muleta para escritores menos dotados, pero que es mucho más complejo. Quería explorar las posibilidades de transgresión e innovación individual dentro de un espacio que tiene unas reglas muy marcadas".
La nueva obra de Silva, que ya está terminada, no escapa a este enfoque. Se trata de una historia a caballo entre Zaragoza y Barcelona, con el cadáver de "una barcelonesa notoria" por medio y situada en "un momento en el que coexisten tres cuerpos policiales: uno desplegándose y dos replegándose".
Parece difícil que la obra de este escritor se desprenda de los personajes de las fuerzas del orden. Tanto es así que, al final de la clase, dijo: "El mundo se divide en dos clases de países: aquéllos en los que, si te pasa algo, no llamas a la Policía, y aquéllos en los que sí llamas a la Policía. España es de los segundos". Palabra de Bevilacqua.
Noticia publicada en la página 52 de la edición de 8/4/2005 de El Periódico - edición impresa
JUAN RUIZ SIERRA
SANTANDER
Hace unos años, mientras paseaba por el paseo de la Castellana, el escritor Lorenzo Silva vio cómo un motorista con casco se daba a la fuga tras atropellar a un peatón. Silva (Madrid, 1966) llamó a la Policía. En los días posteriores recibió una decena de llamadas de distintos oficiales que le preguntaron por la cara del agresor. Después le citaron para una rueda de reconocimiento. "¿Sabe quién es?", le preguntó el comisario. "No lo puedo reconocer, ya se lo he dicho, el motorista llevaba casco", contestó el narrador. "Entonces, ¿para qué estamos haciendo esto?", dijo el policía.
Conclusión: "La autoridad es antipática; no es nada literaria". Lo explica Silva en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP), donde esta semana imparte un taller de narrativa a unos 50 alumnos, la mayoría mujeres. Él, sin embargo, ha escrito toda una serie de novelas negras en las que el personaje principal, Bevilacqua, es un sargento de la Guardia Civil.
Lorenzo Silva, ganador del Premio Nadal en el 2000 con El alquimista impaciente y del Primavera el pasado año por Carta blanca, se declara "muy escéptico respecto a este tipo de talleres". Prueba de ello es que, cuando estudiaba en la universidad, salió corriendo del único en el que participó como alumno. Pero, con el tiempo, ha aprendido que estos encuentros proporcionan "una reflexión complementaria que puede venir bien". Por eso imparte este taller en la UIMP, que está dividido en torno a tres ejes: la narración policial, la histórica y la juvenil.
CHANDLER Y EL LODAZAL
El martes estuvo destinado a la novela negra. El autor de La flaqueza del bolchevique, en un estilo cercano y con constantes referencias a la actualidad --desde el hundimiento del Prestige a la invasión de Irak, pasando por las omnipresentes zanjas de Madrid--, analizó la figura del detective, del asesino y de la víctima hasta llegar a Raymond Chandler, uno de los máximos exponentes de este tipo de narración. "Chandler intentó rescatar el género policiaco del lodazal en el que se encontraba", explicó.
¿Y él, qué pretendía cuando a principios de los 90 trató de dar una nueva vuelta de tuerca a la novela negra? "Quería hacer una narrativa policiaca que fuera congruente con la realidad española. Echaba en falta una aproximación que tratara con normalidad al servidor público en una sociedad democrática. Y, al mismo tiempo, quería abordar con profundidad este género, que siempre se ve como una muleta para escritores menos dotados, pero que es mucho más complejo. Quería explorar las posibilidades de transgresión e innovación individual dentro de un espacio que tiene unas reglas muy marcadas".
La nueva obra de Silva, que ya está terminada, no escapa a este enfoque. Se trata de una historia a caballo entre Zaragoza y Barcelona, con el cadáver de "una barcelonesa notoria" por medio y situada en "un momento en el que coexisten tres cuerpos policiales: uno desplegándose y dos replegándose".
Parece difícil que la obra de este escritor se desprenda de los personajes de las fuerzas del orden. Tanto es así que, al final de la clase, dijo: "El mundo se divide en dos clases de países: aquéllos en los que, si te pasa algo, no llamas a la Policía, y aquéllos en los que sí llamas a la Policía. España es de los segundos". Palabra de Bevilacqua.
Noticia publicada en la página 52 de la edición de 8/4/2005 de El Periódico - edición impresa
0 comentarios