Barbara Nadel: «No me interesa utilizar a mis pacientes para mi obra literaria»
Víctor Fernández
Barcelona- En Kosmopolis, junto a los debates sobre la guerra y la paz, también hay un espacio para la novela negra, protagonizada en los últimos años por autoras como Alicia Giménez Bart- lett o Donna Leon. Una de ellas, Barbara Nadel, quien acaba de publicar en nuestro país «La hija de Baltasar», editada por El Aleph, la primera entrega de las aventuras de su criatura: el inspector Ikmen. Para Nadel, «en la actualidad hay más mujeres que están escribiendo este tipo de narrativa. Pero eso es algo parcial, igual que existen hoy doctoras y juezas». La autora británica, que no oculta su interés por la producción de Mary Shelley o Patricia Highsmith, desarrolla las aventuras de su héroe Ikmen en la capital turca. Para construir al personaje «me he basado en muchos personajes ficticios, incluyendo aspectos de mi propia personalidad tal vez los más negativos, como son la impaciencia, el decir palabrotas o fumar». . Nadel ha trabajado como consejera de salud mental de un centro psiquiátrico, así como profesora de psicología y ha tratado con niños víctimas de abusos sexuales. Sin embargo no ha tomado nada de eso para la construcción de sus novelas. «Mis criminales no vienen de mis pacientes. En mi trabajo encuentro gente con diferente estados mentales que te permite abrir la mente a motivos que son imposible imaginar. Pero no quiero que me influyan porque no me gustaría mezclar los dos trabajos», dijo ayer la autora de «La hija de Baltasar». Por otra parte, Barbara Nadel sospecha que si la novela negra vive su mejor momento en todo el mundo es «por la ansiedad existencial en la que nos movemos. Desde la I Guerra Mundial, cuando muchas tradiciones se desmontan, nos topamos con situaciones caóticas que, en el caso de las novelas de serie negra, suelen encontrar una solución alfinal del relato. Pero la realidad puede superar a la ficción».
www.larazon.es
Barcelona- En Kosmopolis, junto a los debates sobre la guerra y la paz, también hay un espacio para la novela negra, protagonizada en los últimos años por autoras como Alicia Giménez Bart- lett o Donna Leon. Una de ellas, Barbara Nadel, quien acaba de publicar en nuestro país «La hija de Baltasar», editada por El Aleph, la primera entrega de las aventuras de su criatura: el inspector Ikmen. Para Nadel, «en la actualidad hay más mujeres que están escribiendo este tipo de narrativa. Pero eso es algo parcial, igual que existen hoy doctoras y juezas». La autora británica, que no oculta su interés por la producción de Mary Shelley o Patricia Highsmith, desarrolla las aventuras de su héroe Ikmen en la capital turca. Para construir al personaje «me he basado en muchos personajes ficticios, incluyendo aspectos de mi propia personalidad tal vez los más negativos, como son la impaciencia, el decir palabrotas o fumar». . Nadel ha trabajado como consejera de salud mental de un centro psiquiátrico, así como profesora de psicología y ha tratado con niños víctimas de abusos sexuales. Sin embargo no ha tomado nada de eso para la construcción de sus novelas. «Mis criminales no vienen de mis pacientes. En mi trabajo encuentro gente con diferente estados mentales que te permite abrir la mente a motivos que son imposible imaginar. Pero no quiero que me influyan porque no me gustaría mezclar los dos trabajos», dijo ayer la autora de «La hija de Baltasar». Por otra parte, Barbara Nadel sospecha que si la novela negra vive su mejor momento en todo el mundo es «por la ansiedad existencial en la que nos movemos. Desde la I Guerra Mundial, cuando muchas tradiciones se desmontan, nos topamos con situaciones caóticas que, en el caso de las novelas de serie negra, suelen encontrar una solución alfinal del relato. Pero la realidad puede superar a la ficción».
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