La dama negra más solicitada
Deslenguada y transparente, como su hija más famosa, la inspectora Petra Delicado, de la que acaba de publicar la sexta entrega, la reina del género policiaco en España también triunfa en Italia, donde acaba de recibir el Premio Ostia-Mare.
Oscar López
El 2004 no será un annus horribilis para Alicia Giménez Bartlett (Almansa, 1951), reina de la novela policiaca en España y parte del extranjero, sino todo lo contrario. Ha publicado con éxito la sexta entrega de la serie protagonizada por Petra Delicado, Un barco cargado de arroz (Planeta), y la novela ya se encuentra entre las más vendidas en Italia, donde hay cinco tesis doctorales en marcha sobre el personaje. Por otro de sus títulos, La habitación ajena (Lumen), acaba de recibir, el pasado día 7, el prestigioso Premio Ostia-Mare, patrocinado por la Presidencia de la República italiana y el Parlamento Europeo.
Poco podía imaginar esta autora, que mantiene el apellido inglés de su primer marido, que un día entraría de lleno en el género negro. Tras 14 años como profesora de inglés, dejó la enseñanza secundaria por los libros, la mayoría muy bien recibidos por la crítica, como El cuarto corazón (Versal) y Vida sentimental de un camionero (Lumen). Pero una cosa son las buenas palabras y otra el éxito, así que tras disfrutar de la lectura de algunas novelas de Patricia Cornwell decidió probar fortuna en el género y se sacó de las meninges a Petra Delicado: una inspectora de policía de Barcelona, con la que comparte el gusto por la soledad y la ironía, que siempre va acompañada del subinspector Garzón y de una pistola Glock que guarda en su bolso. Y eso que su agente Carmen Balcells le dijo: "Qué mal momento has escogido para hacer novela negra".
Se estrenó con Ritos de muerte (Grijalbo) en 1996, a la que le seguirían Días de perros (Grijalbo) y Mensajeros de la oscuridad (Plaza & Janés). Triunfar con una serie de género suele solapar el resto de la obra, pero eso no le ha importado a esta mujer que se pierde por los animales --en su casa de Vinaròs tiene dos mastines del Pirineo, Morgan y Nelly, además de ocho gatos-- y los escritores judíos norteamericanos. Por ello, entre Petra y Petra ha publicado de forma intercalada ensayos como La deuda de Eva (Lumen) y novelas como la reciente Secreta Penélope (Seix Barral). El ritmo no ha podido ser mayor debido a sus constantes viajes por Europa, donde se la rifan para pronunciar conferencias y ofrecer multitud de lecturas. Incluso varias productoras extranjeras se han interesado por llevar al cine y a la televisión su famosa serie negra --en España, Ana Belén y Santiago Segura asumieron los papeles protagonistas en 1999--.
Pero quien conoce a esta mujer deslenguada y transparente sabe de su modestia; de sus conocimientos sobre Gonzalo Torrente Ballester, a quien consagró su tesis doctoral y más tarde dos ensayos; de la influencia que tuvieron las teresianas en sus inquietudes escritoras, ya que antes de echarla del colegio la hicieron directora del diario del centro, El mural, y de sus sentencias contundentes. Verbigracia: "Mis momentos de felicidad suelen estar relacionados con los animales o con el sexo"; "Detesto la familia tal como nos la han vendido porque suele ser una tapadera de cosas terribles", y "El único momento en que comulgo con el alma de un taxista es cuando dice: 'Esto es una mierda". Sin embargo, seguro que se contuvo el día en que la homenajearon en su pueblo natal, cual si fuera Mrs. Marshall. La celebración le permitió descubrir unas fotografías antiguas de su madre, que llegó a ser Miss República, en las que aparecía junto al líder socialista republicano Indalecio Prieto. No se sabe si esas fotos han relegado a un segundo plano la que hasta hace poco presidía su estudio: aquella en la que Butragueño y sus atributos flotaban en el aire, un regalo del escritor Javier García Sánchez. Un día él le preguntó: "¿Te gusta el deporte?" Y ella respondió: "En cuestión de pelotas sólo me interesan las del Buitre". Pueden imaginarse el resto.
El Periódico
Noticia publicada en la página 015 de la edición de Jueves, 22 de julio de 2004 de Libros
Oscar López
El 2004 no será un annus horribilis para Alicia Giménez Bartlett (Almansa, 1951), reina de la novela policiaca en España y parte del extranjero, sino todo lo contrario. Ha publicado con éxito la sexta entrega de la serie protagonizada por Petra Delicado, Un barco cargado de arroz (Planeta), y la novela ya se encuentra entre las más vendidas en Italia, donde hay cinco tesis doctorales en marcha sobre el personaje. Por otro de sus títulos, La habitación ajena (Lumen), acaba de recibir, el pasado día 7, el prestigioso Premio Ostia-Mare, patrocinado por la Presidencia de la República italiana y el Parlamento Europeo.
Poco podía imaginar esta autora, que mantiene el apellido inglés de su primer marido, que un día entraría de lleno en el género negro. Tras 14 años como profesora de inglés, dejó la enseñanza secundaria por los libros, la mayoría muy bien recibidos por la crítica, como El cuarto corazón (Versal) y Vida sentimental de un camionero (Lumen). Pero una cosa son las buenas palabras y otra el éxito, así que tras disfrutar de la lectura de algunas novelas de Patricia Cornwell decidió probar fortuna en el género y se sacó de las meninges a Petra Delicado: una inspectora de policía de Barcelona, con la que comparte el gusto por la soledad y la ironía, que siempre va acompañada del subinspector Garzón y de una pistola Glock que guarda en su bolso. Y eso que su agente Carmen Balcells le dijo: "Qué mal momento has escogido para hacer novela negra".
Se estrenó con Ritos de muerte (Grijalbo) en 1996, a la que le seguirían Días de perros (Grijalbo) y Mensajeros de la oscuridad (Plaza & Janés). Triunfar con una serie de género suele solapar el resto de la obra, pero eso no le ha importado a esta mujer que se pierde por los animales --en su casa de Vinaròs tiene dos mastines del Pirineo, Morgan y Nelly, además de ocho gatos-- y los escritores judíos norteamericanos. Por ello, entre Petra y Petra ha publicado de forma intercalada ensayos como La deuda de Eva (Lumen) y novelas como la reciente Secreta Penélope (Seix Barral). El ritmo no ha podido ser mayor debido a sus constantes viajes por Europa, donde se la rifan para pronunciar conferencias y ofrecer multitud de lecturas. Incluso varias productoras extranjeras se han interesado por llevar al cine y a la televisión su famosa serie negra --en España, Ana Belén y Santiago Segura asumieron los papeles protagonistas en 1999--.
Pero quien conoce a esta mujer deslenguada y transparente sabe de su modestia; de sus conocimientos sobre Gonzalo Torrente Ballester, a quien consagró su tesis doctoral y más tarde dos ensayos; de la influencia que tuvieron las teresianas en sus inquietudes escritoras, ya que antes de echarla del colegio la hicieron directora del diario del centro, El mural, y de sus sentencias contundentes. Verbigracia: "Mis momentos de felicidad suelen estar relacionados con los animales o con el sexo"; "Detesto la familia tal como nos la han vendido porque suele ser una tapadera de cosas terribles", y "El único momento en que comulgo con el alma de un taxista es cuando dice: 'Esto es una mierda". Sin embargo, seguro que se contuvo el día en que la homenajearon en su pueblo natal, cual si fuera Mrs. Marshall. La celebración le permitió descubrir unas fotografías antiguas de su madre, que llegó a ser Miss República, en las que aparecía junto al líder socialista republicano Indalecio Prieto. No se sabe si esas fotos han relegado a un segundo plano la que hasta hace poco presidía su estudio: aquella en la que Butragueño y sus atributos flotaban en el aire, un regalo del escritor Javier García Sánchez. Un día él le preguntó: "¿Te gusta el deporte?" Y ella respondió: "En cuestión de pelotas sólo me interesan las del Buitre". Pueden imaginarse el resto.
El Periódico
Noticia publicada en la página 015 de la edición de Jueves, 22 de julio de 2004 de Libros
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