Negra, que te quiero negra
Hoja por hoja
Negra, que te quiero negra
Miércoles 28 de enero de 2004
Alejandro Zambra
"Quizás el lector que entre en las páginas de este libro buscando misterios insolubles, inteligencias infalibles y crímenes que pagarán su necesario castigo salga decepcionado de la experiencia", advierte el cubano Leonardo Padura Fuentes en el prólogo de "Variaciones en negro" (Editorial Norma), antología que, a partir de trece relatos, busca reflejar el estado actual de lo que los académicos llaman -con algo de pompa- "literatura neopolicial iberoamericana". Acaso definitivamente alejados de los modelos narrativos clásicos -la tradición de Edgar Allan Poe, Dashiell Hammet y Raymond Chandler, entre otros próceres-, en América Latina, afirma Padura, las historias de policías y criminales se han transformado, más bien, en un medio para narrar la violencia de la vida urbana.
Sin duda, lo mejor del volumen es, por lejos, un archiconocido cuento de Ricardo Piglia, "La loca o el relato del crimen", publicado originalmente en 1975. Del resto, destacan, más por sus autores que por los textos mismos, "Desde los tejados", del español Manuel Vásquez Montalbán, y "El enano", del brasileño Rubem Fonseca, uno de los mayores narradores latinoamericanos de las últimas décadas. En tanto, Santiago Gamboa, Paco Ignacio Taibo II, el prologuista Leonardo Padura Fuentes y Rolo Diez arman diligentes viajes por los callejones peor iluminados del continente
Por su parte, "Adivinanzas", de Poli Délano -uno de los créditos locales, junto a Ramón Díaz Eterovic-, más que un cuento es un esquema. La idea, aunque previsible, no era del todo mala: un sirviente que es brutalmente golpeado por su joven patrón regresa, años más tarde, convertido en un vengador asesino. El problema es que -convencido de que lo está haciendo regio- el autor despacha el asunto con el atarantamiento propio de un principiante, en circuntancias que hace ya varias décadas que dejó de ser un principiante: en su relato no hay atmósferas enrarecidas, ni un lenguaje convincente, ni enigmas, ni nada de nada. Por textos como éste es que surgen tantas dudas cuando se habla de "literatura neopolicial iberoamericana" o "novela negra latinoamericana": ¿será más honroso ser un pésimo escritor de cuentos "neopoliciales" que ser un muy mal escritor de cuentos "no policiales"?
Con todo, el cuento de Délano se salva de ser el peor del volumen gracias a la inclusión de "La nota roja que no existió", de la argentina Myriam Laurini: la historia de una periodista que en vez de reportear una noticia ayuda a una prostituta homicida a escapar de la policía sólo provoca una generosa serie de bostezos.
¿Qué hacen Laurini o Poli Délano junto a Ricardo Piglia o Fonseca? Vaya uno a saber. Si lo que une a estos relatos es el afán de representar la violencia en América Latina, la cosa es aun más brumosa: ¿serían, entonces, "neopoliciales" escritores como Roberto Bolaño o Fernando Vallejo, verdaderos expertos en la plasmación narrativa de la violencia? En fin, "Variaciones en negro" es un libro tremendamente irregular, cuya publicación habría que atribuir, más que a una buena intención literaria, a un momentáneo entusiasmo editorial.
Artículo publicado por Diario Las últimas noticias
Negra, que te quiero negra
Miércoles 28 de enero de 2004
Alejandro Zambra
"Quizás el lector que entre en las páginas de este libro buscando misterios insolubles, inteligencias infalibles y crímenes que pagarán su necesario castigo salga decepcionado de la experiencia", advierte el cubano Leonardo Padura Fuentes en el prólogo de "Variaciones en negro" (Editorial Norma), antología que, a partir de trece relatos, busca reflejar el estado actual de lo que los académicos llaman -con algo de pompa- "literatura neopolicial iberoamericana". Acaso definitivamente alejados de los modelos narrativos clásicos -la tradición de Edgar Allan Poe, Dashiell Hammet y Raymond Chandler, entre otros próceres-, en América Latina, afirma Padura, las historias de policías y criminales se han transformado, más bien, en un medio para narrar la violencia de la vida urbana.
Sin duda, lo mejor del volumen es, por lejos, un archiconocido cuento de Ricardo Piglia, "La loca o el relato del crimen", publicado originalmente en 1975. Del resto, destacan, más por sus autores que por los textos mismos, "Desde los tejados", del español Manuel Vásquez Montalbán, y "El enano", del brasileño Rubem Fonseca, uno de los mayores narradores latinoamericanos de las últimas décadas. En tanto, Santiago Gamboa, Paco Ignacio Taibo II, el prologuista Leonardo Padura Fuentes y Rolo Diez arman diligentes viajes por los callejones peor iluminados del continente
Por su parte, "Adivinanzas", de Poli Délano -uno de los créditos locales, junto a Ramón Díaz Eterovic-, más que un cuento es un esquema. La idea, aunque previsible, no era del todo mala: un sirviente que es brutalmente golpeado por su joven patrón regresa, años más tarde, convertido en un vengador asesino. El problema es que -convencido de que lo está haciendo regio- el autor despacha el asunto con el atarantamiento propio de un principiante, en circuntancias que hace ya varias décadas que dejó de ser un principiante: en su relato no hay atmósferas enrarecidas, ni un lenguaje convincente, ni enigmas, ni nada de nada. Por textos como éste es que surgen tantas dudas cuando se habla de "literatura neopolicial iberoamericana" o "novela negra latinoamericana": ¿será más honroso ser un pésimo escritor de cuentos "neopoliciales" que ser un muy mal escritor de cuentos "no policiales"?
Con todo, el cuento de Délano se salva de ser el peor del volumen gracias a la inclusión de "La nota roja que no existió", de la argentina Myriam Laurini: la historia de una periodista que en vez de reportear una noticia ayuda a una prostituta homicida a escapar de la policía sólo provoca una generosa serie de bostezos.
¿Qué hacen Laurini o Poli Délano junto a Ricardo Piglia o Fonseca? Vaya uno a saber. Si lo que une a estos relatos es el afán de representar la violencia en América Latina, la cosa es aun más brumosa: ¿serían, entonces, "neopoliciales" escritores como Roberto Bolaño o Fernando Vallejo, verdaderos expertos en la plasmación narrativa de la violencia? En fin, "Variaciones en negro" es un libro tremendamente irregular, cuya publicación habría que atribuir, más que a una buena intención literaria, a un momentáneo entusiasmo editorial.
Artículo publicado por Diario Las últimas noticias
0 comentarios