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La Balacera

Duros, cínicos y escépticos

Duros, cínicos y escépticos
La figura del investigador en la novela policiaca evoluciona con los tiempos, en paralelo a la corrupción y el crimen en la sociedad. Ahora, los detectives combinan la calle con el laboratorio

JOSÉ JAVIER ABÁSOLO

Cuando pensamos en los investigadores típicos de las novelas policíacas se da la paradoja de que no nos viene a la cabeza la figura del policía, que por pura lógica es la que debiera tener un mayor protagonismo, sino la del detective. Y es que casi desde sus comienzos en el género policial se apostó más por este personaje que por el del policía oficial. En efecto, en un género nacido para dar estabilidad y tranquilidad a la burguesía emergente tras la revolución industrial, que veía cómo, al menos en las novelas, el orden siempre quedaba reestablecido tras la comisión de un crimen, se daba la paradoja de que esa misma burguesía que empezaba a acceder a la literatura no deseaba hacer de los policías sus héroes en la ficción. Es cierto que eran los servidores públicos dedicados a protegerles y restablecer el orden social conculcado, pero en su concepción del mundo primaba precisamente el hecho de que fueran servidores, sus servidores, y a un sirviente se le utiliza, pero no se le eleva a la categoría de héroe. Por eso mismo los primeros investigadores de ficción que cautivaron a esa nueva categoría de lectores podían considerarse sus iguales, caballeros u hombres de mundo, que no trabajaban por dinero sino para desarrollar sus habilidades intelectuales que, en la mayoría de los casos, estaban por encima de las de los policías oficiales a los que despreciaban y humillaban con su inteligencia y éxitos.

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1 comentario

Francisco Ortiz -

Un artículo muy flojo. Se olvidó nada menos que de Lew Archer. Cuánto olvido, cuánta lectura superficial del género. Así nos va.