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La Balacera

La gastronomía y la política marcan la novela negra mediterránea

M. EUGENIA IBÁÑEZ
BARCELONA


La afición a la buena comida, la tendencia a introducir temas políticos y los protagonistas de izquierdas son, salvo mejor criterio, elementos comunes a la novela negra mediterránea, según concluyeron ayer tres de los 19 escritores que participan en el primer encuentro europeo de este género que finalizará mañana sábado. El griego Petros Márkaris; Donna Leon, norteamericana residente en Venecia, y el español Francisco González Ledesma comentaron durante dos horas las características de sus policías de ficción, convertidos en héroes literarios. Actuó como moderador el también autor negro Andreu Martín.
El coloquio se celebró en una sala del Centro de Cultura Contemporània que quedó pequeña. El hecho de que hubiera más personas de pie o en el suelo que en las sillas da una idea de la expectación que ha despertado el programa, superior, dada la capacidad del recinto, a la prevista por la organización. El encuentro, por otra parte, arranca con una baja, la de Andrea Camilleri, cuyo estado de salud ha desaconsejado el desplazamiento.
Martín recordó orígenes y evolución de la novela negra, desde Edgar Allan Poe hasta Manuel Vázquez Montalbán --que será homenajeado hoy-- y repartió el juego a los miembros de la mesa: a Leon le tocó, no se sabe muy bien por qué, hablar de turismo cultural; a Márkaris, de la existencia de la novela policiaca mediterránea, y González Ledesma comentó la relación del escritor con la ciudad donde sitúa la narración.
La autora de EEUU --traducida a 23 idiomas, madre del comisario Guido Brunetti-- afirmó que la gente ya no cree en la ley y la justicia --"digo esto el día en que el señor Bush toma posesión"--, y aseguró que el turista no va a Venecia a admirar su interminable belleza, sino a comprar. Márkaris, griego nacido en Estambul en 1937, creador de Costas Jaritos, comisario malhumorado y burlón, destacó que las dictaduras de España, Portugal y Grecia han llevado a los autores de estos países y a sus personajes de ficción hacia posturas ideológicas de izquierda.

LA COMIDA DE LOS NÓRDICOS

Márkaris afirmó que el rasgo común de los escritores mediterráneos es el gusto por el buen comer: "Las novelas de Jean-Claude Izzo huelen a a pescado; el Carvalho de Montalbán cocina como un ángel, y el Montalbano de Camilleri se pierde en las trattorias". El autor recuerda los hábitos gastronómicos de personajes de autores nórdicos: "Ian Ranking se alimenta de salchichas y el Wallander de Mankell no come".
González Ledesma, creador del inspector Méndez, declaró que el pasado político y cultural hacen de Barcelona una ciudad adecuada para escenarios de novela negra, y reconoció que la relación de los autores con las ciudades donde sitúan sus novelas es "de amor y odio". El escritor catalán confesó que ni él ni Méndez saben comer bien: "Somos hijos del hambre".

Noticia publicada en la página 74 de la edición de 1/21/2005 de El Periódico

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