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La Balacera

Retrato de un detective privado de ojos cristalinos

Retrato de un detective privado de ojos cristalinos

Art Spiegelman (el autor de la extraordinaria Maus, la historieta que ganó el Pulitzer por representar notablemente el antisemitismo nazi con gatos y ratones) presenta la adaptación gráfica de la novela Ciudad de cristal de Paul Auster, que llega a fin de mes a las librerías argentinas. Y, de paso, explica por qué detesta que a libros como éste y como los suyos se los llame “novela gráfica”.

Por Art Spiegelman

Todo empezó con un número equivocado...

¡Una “Novela Gráfica”! ¡Bah!

¿Cómo llamaría Peter Stillman, el chiflado buscador del Lenguaje Originario en Ciudad de cristal, a la adaptación visual de la novela que imagina en ella? ¿Un Crumblechaw? ¿Un Nincompictopoop? ¿Un Ikonologosplatt? Porque el término cómic no puede ser ya el “nombre auténtico” de un medio narrativo que entrelaza íntimamente palabras e imágenes pero que no es necesariamente cómico en su tono.

A mediados de la década de 1980, algunos bienintencionados periodistas y libreros trataron de diferenciar un puñado de libros en formato de cómic de otras obras menos ambiciosas, dando a los primeros el nombre de “novelas gráficas”. Pero aun cuando mi propio libro Maus fue responsable parcialmente de que las librerías se convirtieran en un lugar seguro para los cómics, la nueva denominación se me atragantó como una mera apuesta cosmética por la respetabilidad. Dado que las obras “gráficas” eran merecedoras de respeto y las “novelas” eran respetables también (aunque no lo hubieran sido siempre), con toda seguridad las “novelas gráficas” ¡tenían que ser respetables por partida doble!

Sigue en Radar (Página 12 )

 

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