Blogia
La Balacera

El morbo del Vaticano

El joven periodista Juan Gómez-Jurado vende los derechos de su primera novela - «Espía de Dios», un thriller acerca de los misterios que esconde el Vaticano- a 11 países

Con tan sólo 28 años el periodista madrileño Juan Gómez-Jurado ha irrumpido en el mercado editorial con la fuerza de un trueno. Su primera novela -«he escrito dos más, pero no las he conseguido publicar porque deben de ser muy malas»- se llama Espía de Dios (Rocaeditiorial), un 'thriller' con los escándalos del Vaticano como telón de fondo. La concluyó a finales de septiembre y dos meses después su agente había vendido los derechos a 11 países.

«A diferencia de otros libros policíacos o de novela negra, lo que se cuenta en éste es verdad; lo hago en clave de ficción, pero el lector no es tonto y sabe que el fondo de lo que está leyendo es cierto», afirma el novelista madrileño.

Un asesino en serie. Un psiquiatra criminalista. Un sacerdote de la CIA. Un cónclave asediado. Una intrépida periodista llamada Andrea Otero. Con estos ingredientes, más algún que otro cadáver descuartizado, Gómez-Jurado urde una trama de esas que cortan el aliento. Entre bromas y veras confiesa que algunas noches -escribe desde la 11 hasta las tres de la madrugada- se tuvo que levantar de la silla, en su cuarto de trabajo, y despertar a su mujer porque «estaba muerto de miedo».

La noticia completa en Diario de León 

2 comentarios

Moncho -

Lamento diferir de T en su comentario. De hecho, dudo de que se haya llegado a leer el capítulo en cuestión. Yo acabo de terminar la novela y creo que aunque saca un aprobado raspado en el estilo, es asombrosa en su planteamiento e intriga. Para un curtido aficionado al noir como yo, imprescindible. Hacía casi cuatro años que ninguna novela conseguía que no anticipase el final. Leedla.

T -

En fin, he leído el primer capítulo de \"Espía de Dios\", ampliamente difundido en Internet --a menudo mediante técnicas de spam--, y resulta mediocre. El buen muchacho debería preocuparse de aprender el oficio de escritor; claro que si le editan siendo un narrador de cuarta fila (un amateur, de hecho, por debajo del nivel mínimo de publicación), dudo que se preocupe de aprender nada.