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La Balacera

La novela negra, espejo de los cambios sociales

EFE

BARCELONA.- Mujeres policías, especulación urbanística o el entorno delictivo alrededor de la inmigración han sido algunos de los aspectos analizados por los escritores Xavier Moret, Lorenzo Silva, Alicia Giménez-Bartlett, Antonio Lozano y Jakob Arjoui en el Primer Encuentro Europeo de Novela Negra.

En el debate sobre los cambios sociales producidos en Europa en los últimos años, Alicia Giménez-Bartlett ha explicado que la incorporación de la mujer a la novela negra como personaje principal, como es el caso de su inspectora de policía Petra Delicado, es "un punto de novedad".

"Tradicionalmente -ha añadido- la mujer de la novela negra era en muchos casos la víctima, la chica del mafioso que le regalaba un abrigo de pieles y le mandaba callar, la mujer fatal, que siempre se quedaba en segundo plano, o la abnegada esposa del policía".

Alicia Giménez-Bartlett ha confesado que cuando creó su personaje de Petra Delicado quería "una protagonista femenina que fuera detective y que tuviera mando, algo que es novedoso y agradable, y que hubiera asesinas con ideas, nada de envenenadoras de comida".

Este personaje femenino, según la escritora, se "tiene que defender bien en un mundo dominado por los hombres y debe asumir el riesgo moral de ser un poco mala".

No obstante, Giménez-Bartlett ha precisado que la creación de este tipo de personajes puede significar caer con facilidad en "el determinismo feminista".

Lorenzo Silva se ha referido a la peculiaridad de sus personajes, dos guardias civiles, unos investigadores poco frecuentes en la novela negra española, y que "no fue la mejor opción elegir a unos funcionarios de un cuerpo militarizado", criticado por su comportamiento durante el franquismo y muy marcado "en el imaginario español".

El escritor, a pesar de estos condicionamientos, ha asegurado que lo que se planteó fue que "parecía que había llegado "la hora de que el héroe fuera de la Guardia Civil" y así nacieron el sargento Bevilacqua y su ayudante, el cabo Chamarro.

Silva ha querido, con estos personajes, rendir homenaje a los policías que sienten que con su trabajo ayudan a la sociedad y que ya no representan a los funcionarios de los viejos "todopoderosos Estados del siglo XIX y XX, que ahora se ven amenazados por otros poderes".

El escritor alemán Jakob Arjouni, creador del inspector Kayankaya, ha explicado que el hecho de que su personaje sea un turco provocó perplejidad en su país: "Es un tipo que lo que desea es beber cerveza, tener una novia y ver los partidos de fútbol", pero ha explicado que "el poder blanco necesita a esta gente para explicarse porqué el mundo no funciona".

"Kayankaya -ha precisado- no tiene mucho que ver con lo que la gente deduce de su personalidad por su aspecto.

Antonio Silva, autor de dos novelas que tienen como centro la inmigración marroquí y subsahariana a España, ha explicado que se decidió a escribir novela negra sobre esta temática porque era necesario la búsqueda de la verdad sobre esta realidad social, y que una de las caras "más terribles de la realidad es la inmigración".

Xavier Moret fijó el origen de su detective privado alternativo, Max Riera, en la Barcelona de los Juegos Olímpicos, con sus movimientos especulativos, reordenación urbanística y los rumores que corrieron por la ciudad de que una partida de heroína pura estaba acabando con la vida de toxicómanos.

Este detective, que en otras entregas se ha enfrentado también a casos de especulación urbanística, quizás vuelva a tener un nuevo caso que sería "el de la Barcelona 'posfórum'"; según ha anunciado Moret durante su intervención.

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