Brigada 21 en El Periódico

Los fans de la novela negra se agrupan para defender el género

El club Brigada 21 pide al Ayuntamiento de BCN que dedique una calle a Carvalho
M. EUGENIA IBÁÑEZ
BARCELONA

Los fieles lectores de la novela negra han decidido organizarse. Un boletín cuatrimestral, seis premios literarios sin dotación económica, un club de fans y una petición al Ayuntamiento de Barcelona son las primeras propuestas de un reducido grupo bautizado como Brigada 21, en homenaje a la película dirigida en 1951 por William Wyler, con Kirk Douglas y Eleonor Parker. La decisión de sumar afición e iniciativas surge de la conveniencia de aprovechar el buen momento actual de la novela de género, y, además, de la necesidad como grupo de reivindicar una mejor consideración para esta literatura.
Brigada 21 está formado por novelistas --Francisco González Ledesma y Andreu Martín--; libreros --Paco Camarasa--; bibliotecarios --Esther Bayón y Jordi Canal--, y simples lectores --Vicent Llorca y Mercedes Gallego--, entre otros. La sede oficial del nuevo club es la librería Negra y Criminal, en la calle de la Sal, 5, en la Barceloneta.

LIBROS EN LA
GUILLOTINA
El grupo fallará en marzo seis premios para obra ya publicada: a la mejor traducción al catalán y castellano; mejor novela en estas dos lenguas; primera novela, y mejor diseño de cubierta, galardón que lleva el nombre de Florenci Clavé, autor de cómic fallecido hace cuatro años. La petición que el club formulará al ayuntamiento es casi obvia: dar el nombre de Pepe Carvalho a una calle. El grupo considera que el detective de Vázquez Montalbán ha vendido Barcelona en el mundo entero y, en consecuencia, ha hecho méritos suficientes para lograr ese privilegio.
La presentación del club se utilizó para exponer un sucinto memorial de agravios dirigido a críticos literarios y editores. A los primeros se les recrimina poco menos que menospreciar e ignorar la novela negra y policiaca y, a los segundos, dejar que autores y títulos importantes desaparezcan de los catálogos. Camarasa acusó directamente a dos grandes editoriales, Random House Mondadori y Planeta, de preferir "guillotinar libros para hacer pasta de papel" antes de dar opción a libreros, clubs de lectura y escuelas para acceder a precios razonables a esos títulos descatalogados.

Noticia publicada en la página 062 de la edición de Miércoles, 11 de febrero de 2004 de El Periódico